El mercado inmobiliario de Punta del Este atraviesa meses de hiperactividad contenida en el mercado inmobiliario. Por un lado llegan, particularmente desde la Argentina, consultas y primeras gestiones como pocas veces. Sin embargo, las restricciones para viajar a Uruguay han dificultado las concreciones. A pesar de ello, inmobiliarias y desarrolladores coinciden en que el combo de la situación macroeconómica y la presión fiscal argentina, junto con el tradicional flujo esteño de proyectos atractivos, aseguran un 2021 promisorio.
A la histórica oferta de propiedades de calidad se le suman, desde hace un año aproximadamente, facilidades de pago que aumentan aún más el magnetismo para los argentinos que buscan resguardar valor. Los plazos de los pagos en cuotas de los departamentos en pozo, por ejemplo, se han extendido. Los precios de las unidades de los proyectos son, como siempre, en dólares y en muchos casos, con tasas de interés bajas y hasta nulas.
En el proyecto de Surfside ofrecen planes de pago de hasta 10 años sin interés. Ubicado en la desembocadura de La Barra, es un emprendimiento que proyecta construir 7 torres de 24 pisos a lo largo de 20 años, con una inversión cercana a los US$500 millones. La primera de las torres se encuentra prácticamente terminada, con una inversión de US$62 millones, y para las unidades que faltan vender la desarrolladora Tiburón ofrece 100 cuotas -más de seis años- sin interés. Semejante facilidad, hasta el momento poco usual en Punta del Este, también se observa en otros proyectos . “Es algo nuevo. Siempre hubo financiamiento bancario para residentes, pero no para no residentes. A mediados del 2020 el gobierno uruguayo flexibilizó las normas para que los no residentes también puedan obtener financiamiento”, explica Juan Jose Etcheverrito, representante de Tiburón Desarrollos, desarrolladora a cargo del proyecto.
En el proyecto Le Parc Punta del Este, cuya tercera torre ya se encuentra terminada y tuvo una inversión de US$63 millones, el Banco Itaú facilita a los clientes la posibilidad de financiar hasta el 70% del costo con diferentes líneas de crédito, con plazos de hasta 20 años. Mariano Vega, gerente general de Raghsa, quien junto a Criba desarrolla el proyecto, coincide con que el nivel de facilidades ofrecidas es inusitado. “Esta es la tercera torre que hacemos, y en las primeras dos no existían condiciones tan favorables”, explica.
Un camino a la residencia fiscal
Para los argentinos, pagar una propiedad en tantas cuotas representa una ventaja en relación al trámite de la residencia fiscal en Uruguay. En el caso de los inmuebles, para solicitarla se requiere una inversión superior a los US$395.000, aproximadamente, y permanecer en el país al menos 60 días en el año civil. No importa, sin embargo, el plazo en el que se desembolse la inversión. “Para la residencia fiscal tenés que tener firmado el compromiso de compraventa por unos US$400.000. A efectos del que tramita la residencia fiscal, ya está, porque lo que interesa es el monto de la transacción, que el dinero se invierta en Uruguay, y no en qué plazos”, dice Etcheverrito. Es decir, una vez que se acredita la compra ya se puede iniciar el trámite de residencia fiscal independientemente de los tiempos en los que se abona. El riesgo financiero corre a cuenta del banco o desarrollador que otorga la financiación. “No necesariamente se pensaron las facilidades de pago en relación a la residencia fiscal, es una ventaja que la fuimos aprendiendo con la evolución del mercado”, dice Alejandra Covello, presidente de Covello Propiedades.
“Financiación hubo siempre. Hace unos años se ofrecía la financiación tradicional, para obras en pozo durante los meses que durara la obra. Después fueron surgiendo las cuotas ofrecidas incluso después de ocupar la propiedad, pero generalmente no eran más de 10 o 12. Ahora te financian hasta 100 cuotas”, describe Aldana Blizniuk Salaya, de la inmobiliaria Salaya Romera. “Se paga un mínimo, cercano al 10-20%, y el resto puede financiarse. Mientras el edificio no pueda ocuparse, no se cobra interés. Posterior a la ocupación se empieza a cobrar, pero suele ser bajo”, continúa.
Obviamente, la oferta de más cuotas a mejores tasas es inversamente proporcional a la lentitud del mercado inmobiliario esteño. Se apunta a su revitalización tras un año de restricciones por la pandemia y por la pérdida de liquidez y poder adquisitivo en su principal motor, el público argentino. Las ventajas actuales, sumadas a las facilidades crecientes del gobierno uruguayo y un panorama económico que por el momento no aclara del otro lado del Rio de la Plata, bien podrían lograr ese cometido.