Uruguay y Paraguay siguen siendo los destinos más elegidos para los inversores argentinos que quieren invertir en ladrillo. El atractivo de estas regiones no es sorpresa: en números, Uruguay tiene una rentabilidad por alquiler estimada al 5%, mientras que en Paraguay se calcula entre el 6% y el 7%.
A su vez, la participación en desarrollos presenta tasas aún más interesantes, cercanas al 12% anual. Pero, más allá de estas cifras, es importante entender las oportunidades que ofrece cada país a la hora de elegir dónde apostar a largo plazo.
Comencemos por Uruguay, donde hay más de 85.000 argentinos dueños de inmuebles. Combinar uno de los niveles de inflación más bajos de toda Latinoamérica, debajo de los dos dígitos hace más de 20 años, con un bajo riesgo país (en torno a los 120 puntos básicos) da como resultado una economía estable para la mirada inversora. Y a esta unión le falta un detalle clave que diferencia al país de sus vecinos, que es la Ley de Vivienda Promovida. La normativa es una clara invitación a invertir: establece incentivos a la construcción mediante la exoneración de impuestos (como el IVA, el impuesto a la renta a personas físicas, el impuesto al patrimonio, entre otros) por un plazo de 10 años. Desde su sanción en el 2011, se construyeron más de 20.000 departamentos en Montevideo, y entre los principales compradores están los argentinos.
Pero la búsqueda argentina de renta por alquiler seguida de revaluación no termina en la capital uruguaya, ya que también se encuentran entre el top 5 de compradores en otras ciudades reconocidas, como Punta del Este, acaparando un 33% del perfil comprador detrás de los mismos uruguayos, o Carmelo, donde abunda la demanda de barrios privados. Además, hay otras condiciones a tener en cuenta que generan un clima agradable y no discriminatorio a la inversión, como la posibilidad de realizar las transacciones en moneda extranjera, transferencias desde y hacia el país sin restricciones, y la posibilidad de hacer pagos y cobros en cuentas radicadas en otro país sin límites.
Por otro lado, Paraguay también está llamando la atención de los argentinos por el déficit habitacional que presenta en los últimos años. En promedio, una propiedad tarda menos de 27 días en alquilarse, y anualmente hay 100.000 personas que buscan su primer hogar. Las necesidades de viviendas también se ven reflejadas en el valor de la construcción, que en los últimos dos años creció a un promedio anual del 12%, según la Cámara Paraguaya de Desarrolladores Inmobiliarios (Capadei).
Dado a estas condiciones, el 95% de los proyectos en Asunción y Gran Asunción están destinados al sector habitacional, aunque el negocio inmobiliario también apunta a lugares como Villa Morra, Las Mercedes y Mburucuyá. Pero no todo se debe a la falta de viviendas. Paraguay tiene la carga impositiva más baja de la región: IVA, Ganancias y Renta Personal del 10%. En cuanto a seguridad jurídica, se destaca su marco legal que protege las inversiones con invariabilidad tributaria por 10 años, y la posibilidad del libre ingreso y salida de capitales.
No quedan dudas de que los argentinos están mirando estos dos países porque los niveles de riesgo son de los más bajos de la región. Precios competitivos, buena rentabilidad y economías en crecimiento, ¿qué más puede pedir un inversor? Las condiciones actuales de Uruguay y Paraguay son realmente atractivas. A mediano plazo, los resultados pueden verse en la renta mensual de un alquiler, mientras que, a largo plazo, la apuesta a una vivienda queda en la valorización. El mercado inmobiliario continúa siendo un refugio para los ahorros, y la demanda sostenida del sector sólo incrementa la confianza en invertir en desarrollos.
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• Fuente: El Cronista
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