La Juanita, el barrio de moda en Punta del Este

24 de enero de 2024

Se anticipa como la nueva zona de influencia. Cada vez más gente compra casas y terrenos. En sus calles se desarrolla un interesante polo gastronómico. Los famosos pioneros.

Conforme pasan los años, la zona de influencia se va extendiendo. Porque a medida que un lugar se hace más conocido y empieza a crecer, también aumentan sus costos y precios, e incluso puede empezar a saturarse. En ese momento, los más avezados buscan alguna otra zona virgen que conquistar. Eso es lo que ha sucedido en los últimos años con La Juanita, un barrio ubicado a la entrada de José Ignacio, y que seduce con 150 hectáreas de bosque y playas.

Los pioneros en La Juanita

En 2005, Santiago Rivero decidió abrir su propio restaurante. Empleado hacía un tiempo en uno de José Ignacio, a sus 25 años concluyó que era el momento de iniciar un proyecto propio. Se asoció con dos amigos y apostaron a La Juanita, no tanto por estrategia inmobiliaria como porque era el lugar más accesible. Además, los atraía el entorno agreste y paradisíaco.

Así nació La Olada, el primer restaurante de este barrio, que debe su nombre a un dicho de un pescador de la zona: “si lo trajo la olada, y es de día, entonces no es robo”. Es que este local fue hecho con maderas donadas por vecinos, e incluso por cuatro postes principales traídos del rancho de la abuela de Rivero. “Es un lugar muy rústico, muy agradable, con mucha naturaleza”, describe Silvia Alegre, mujer de Rivero y su coequiper desde la segunda temporada en adelante, que también cuenta que cuando se instalaron, la calle terminaba justo enfrente del restaurante. “Hacíamos un fogón gigante, y si la gente veía que estaba prendido, sabía que estábamos abiertos”, recuerda.

En ese entonces solo había casas de vecinos y ningún hotel. Pero pasaron 18 años y la cosa cambió bastante. “Ha sido impresionante cómo creció La Juanita en todo sentido. Hoy es el lugar donde suceden las cosas, y se ha formado un gran polo gastronómico”, apunta Alegre, quien vive aquí junto a su marido y sus hijos. Y aunque feliz del crecimiento, se anima a enunciar dos deseos para los años venideros: uno, que alguien compre el bosque para preservarlo; y dos, que se siga manteniendo el espíritu e identidad de barrio que aún hoy perdura.

Gastón Carrau, dueño y creador de La Posadita, también es testigo de este gran crecimiento. Él abrió su emprendimiento en 2013, luego de haber trabajado unos años en una casa de cambio en José Ignacio y haberse enamorado de la zona. “La gente es fantástica, su idiosincracia es divina. En aquel entonces no había nada, solo nativos o muy arraigados, pero se notaba que era un lugar del paladar de los extranjeros, y eso le daba un gustito especial, porque estaba enfocado a un público con mucho mundo”, cuenta.

Consciente de que era una zona próspera y con potencial, abrió su posada con intención de propiciar el encuentro entre huéspedes, y a medida que fue creciendo su negocio también lo hizo el barrio. “La evolución ha sido exponencial. Lo que originariamente era un pueblo de pescadores hoy es un polo de tendencias arquitectónicas, gastronómicas y hoteleras con la máxima vanguardia”, sostiene.

Otros pioneros han sido algunos famosos, los primeros que compraron y construyeron sus casas aquí. Es el caso de Nicolás Repetto y Florencia Raggi, Alan Faena y Adrián Suar (quien puso en venta la suya recientemente).

Lo que viene

Aunque muchos creen que es parte de José Ignacio, La Juanita es vecina y tiene límites claros: entre el camino Eugenio Sainz Martínez, la laguna y la ruta 10. “Su frente está emplazado sobre una de las costas más bellas del Este, y hacia el interior hay un frondoso bosque de pinos”, ilustra Aldana Blizniuk Salaya, de la inmobiliaria Salaya Romera.

Ella cuenta que la demanda en la zona ha crecido en el último tiempo, “aunque sigue siendo un lugar elegido primordialmente para vacacionar”. En cuanto a precios, las propiedades pueden variar según la cercanía a la costa, la construcción y el entorno inmediato, entre los US$ 2000 a US$ 7000 o más el m2. Si tuviera que augurarle un futuro a la zona, la especialista es optimista y no cree que pierda su aire tranquilo y bohemio, con tintes de exclusividad. “Con un José Ignacio casi sin oferta de terrenos, inaccesible para muchos y por momentos desbordado en temporada, el potencial de La Juanita seguirá en auge por un buen tiempo”.

Félix Babini, socio del restaurante Tres, no es tan auspicioso, aunque como comerciante aprecia el crecimiento. Con varias temporadas trabajando en la zona, llegó a abrir su propio proyecto de la mano de dos socios, uno de los cuales es hijo del dueño de Rizoma, un hotel, café y librería de la zona de gran encanto. “Comenzamos haciendo cenas ahí, y cuando la estructura no alcanzó, buscamos el lugar propio”, relata Babini. Lo encontraron precisamente a la vuelta, y allí ubicaron una propuesta vanguardista para el barrio, con pastas que se despegan de lo tradicional, ingredientes de productores locales y con el aporte de la pesca fresca.

Enamorado de La Juanita, “su vibra y su onda”, también admite que esta temporada se encontró con más construcciones, locales y movimiento. “Me encanta que crezca, porque tengo un restaurante y planeo tener más negocios en el futuro, pero temo que arruine la tranquilidad y desconexión de La Juanita. Quizás la gente que quiere esa soledad tenga que trasladarse a otro lugar cercano, más deshabitado en los próximos años”, razona. Por lo pronto, en lo que va de la temporada en Tres ya superaron los resultados del año pasado. “Nunca había visto tanta gente. Hoy hay un 25% más de brasileros que en 2023”, apunta. Crecer sin perder identidad ni resignar potencial, el gran desafío de La Juanita para el futuro próximo.

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• Fuente: Noticias 

• Nota original completa: 

https://noticias.perfil.com/noticias/costumbres/el-barrio-de-moda-en-punta-del-este.phtml

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