Propiedades: qué hizo Uruguay para que el coronavirus no afecte al sector

24 de mayo de 2020

En el escenario en el que estamos viviendo, hablar de inversiones inmobiliarias parece ciencia ficción. Pero una vez que pase la pandemia y la vida comience a ordenarse, será tiempo de tomar decisiones . Cruzar el charco ya no estará vedado para los argentinos dispuestos a poner una ficha en Montevideo o Punta del Este.

Uruguay se vislumbra como un mercado atractivo en bienes raíces para aquellos inversores que buscan seguridad jurídica, estabilidad económica, alta rentabilidad, libre contratación de alquileres y beneficios impositivos.

Con esto en mente, Uruguay se anticipó a la Argentina y está estimulando al sector como estrategia para reactivar la economía : el lunes 13 de abril tras una licencia de sólo 15 días las empresas y unos 100.000 trabajadores de la construcción retomaron la actividad con un estricto protocolo de seguridad. El mercado reaccionó muy rápido, se reiniciaron las obras, empezaron a dar turnos en el registro para firmas, las escribanías nunca cerraron y el ritmo de ventas está muy firme. Si bien hay algunos desafíos en el corto plazo, las proyecciones son muy favorables: la estabilidad, previsibilidad y políticas sostenidas invitan a seguir apostando.

La eficiencia, seriedad y velocidad con que se tomaron las medidas, sumado a la licencia de la semana del turismo influyeron en que el rubro no se detuviera. También y no menos importante, el nuevo Gobierno anuló algunos cambios sin sentido que se habían hecho a la Ley de Vivienda Promovida. Entre las nuevas medidas figura la rebaja el mínimo de inversión exigido para acceder a los beneficios impositivos en proyectos de gran envergadura: ese monto antes era de US$15 millones y ahora bajó a US$6,4 millones. Por otro lado, la bancarización obligatoria de cualquier operación pasa de US$ 5.000 a US$100.000, cambios que estimulan la inversión de los argentinos.

Uruguay no implementó cuarentena sino lo que se llamó aislamiento social responsable. La idea fue atacar la emergencia sanitaria sin comprometer la economía. Los registros de propiedad inmueble nunca dejaron de funcionar y las inmobiliarias estan trabajando con un protocolo que está establecido en lo que se llama la nueva normalidad, al igual que cafeterías y restaurantes. Esto hizo que el mercado se frenara más que nada por expectativas de baja de precios que por una imposibilidad real de ejecución de operaciones. El parate fue en el primer mes. Ya en abril se comenzaron a hacer algunas operaciones más que nada orientadas a renta.

La reactivación fue lenta y comenzó por pequeñas obras de viviendas individuales, luego se sumaron las barracas de materiales y proveedores pero recién en los últimos días se pudieron ver todas las obras activas. En la vuelta a la actividad, además del distanciamiento social, se implementaron estrictas medidas preventivas que exige el protocolo sanitario como la desinfección de todas las herramientas, el uso de tapaboca y la toma de la temperatura en el ingreso al trabajo, previa higienización de vestuarios, baños y comedores.

La cantidad de habitantes es una de las grandes ventajas de Uruguay con respecto a la Argentina ya que permite un mayor control . Se utiliza mucho la moto como medio de locomoción, eso evita muchísimo el contacto entre las personas como sucede en el transporte público. En este contexto de incipiente reactivación, se vislumbra un mercado atractivo en bienes raíces para quienes procuran seguridad jurídica, estabilidad económica, alta rentabilidad, libre contratación de alquileres y beneficios impositivos.

Uruguay tiene reglas claras con una inflación que en 2019 cerró en 8,8% y que no sufre variaciones bruscas. Los valores de incidencia de la tierra son bajos, los costos de construcción se han ajustado y es un mercado que respeta los requisitos de cualquier desarrollador. Además tiene el porcentual de clase media más grande de América latina.

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