Ubicado en Punta del Este, Casa Flor es el proyecto de dos jóvenes amantes del surf.
Alfonso de Freitas Ferrazzi y Juanma Crosta son las mentes detrás de Casa Flor, un precioso hotel boutique ubicado en La Barra, Punta del Este, Uruguay. Una zona que se ha convertido en el nuevo place to be de los amantes del surf y de la vida tranquila. “Yo viví un tiempo en Australia, y Alfonso en varios lugares del mundo, y este concepto de hotel boutique faltaba en Uruguay y más concretamente en Punta del Este. Teníamos que hacerlo: una casa para todos los huéspedes que quieran venir a conocernos”, explica Juanma.
Elegantes habitaciones, un jardín con piscina y un gran salón que se siente como estar en casa. Todo a pocos pasos de la preciosa playa de Montoya. “Se trata de un proyecto muy personal que hemos vivido desde el minuto uno, desde la compra del terreno, cada pared, cada detalle, hasta llegar a la actualidad cuando ya está activo y marcha a toda vela", dice Alfonso. Alejandro Balut ha sido el encargado de la arquitectura e interiorismo; Julia Helena Piñero de la decoración y Lorena Ponce de León del paisajismo. Esto en la teoría, pero en la práctica todos han participado en cada una de las partes del proceso, incluidos Juanma y Alfonso, para conseguir que Casa Flor sea un lugar único.
Un lugar con mucha historia
“Después de ver mundo, de vivir muchas experiencias, queríamos hacer algo nuestro, un proyecto emprendedor, y salió la idea de un hotel boutique. Algo totalmente nuevo para nosotros, porque para nada teníamos experiencia en el sector, pero nos gustaba mucho la idea. Queríamos conseguir que cada persona que venga a Punta del Este tenga su casa a la cual volver siempre, y de aquí decidimos hacer Casa Flor”, menciona Juanma. Una idea que poco a poco se fue convirtiendo en realidad. Primero el terreno, luego el diseño del espacio, la construcción, la decoración, hasta la apertura.
“Estuvimos presente en cada nuevo paso del proyecto: pintando, decorando… todo lo que hacía falta. Sin parar día tras día, trabajando para que todo saliera perfecto. Fue duro pero maravilloso al mismo tiempo. Y todas las personas que nos ayudaron son parte esencial y serán siempre de Casa Flor”, dice Alfonso. Alejandro Balut, un buen amigo de la familia, fue el encargado de la arquitectura. “Cuando vi el proyecto, inmediatamente tuve claro una cosa: tenía que diseñar un hotel que, en caso que algo fallara, pudiera convertirse fácilmente en una casa en la cual vive una familia. Incluso ya era parte de la filosofía del proyecto: ser un hogar para los huéspedes. Y todo empezó con una sola planta baja con pocas habitaciones, un gran salón y el jardín”, dice Alejandro Balut.
“La decoración es un mix de mil cosas. Incluso hay muchas piezas que se encontraban antes en mi propia casa; otras son obtenidas de anticuarios… Hay un poco de todo. El presupuesto era reducido pero no por ello teníamos que renunciar a hacer algo precioso y acorde a su localización: frente el mar. Así, el color azul predomina en todo el hotel boutique, como también la madera y los materiales nobles”, nos explica Julia Helena Piñero.
Y después de muchos meses el hotel estaba listo para abrir las puertas. “Estábamos muy nerviosos, no teníamos experiencia en el sector pero el hotel estaba listo así que no había otra que abrir. Nos dimos a conocer por todos los medios que podíamos. En un principio éramos el lugar donde ir cuando los otros hoteles estaban llenos pero cada cliente que venía quedaba encantado. Y poco a poco pasamos a ser la primera opción de muchos”, explica Alfonso.
Pero llegó la pandemia…
“Llega la COVID y cerramos el hotel, pero para nada nos quedamos quietos: ¿por qué no construir una segundo piso? Una idea que ya teníamos pero que aún on se había hecho realidad”, explica Juanma. Así fue: construyeron un segundo piso con más habitaciones y un poco más grandes, una de ellas: la suite. “Cuando construimos el hotel ya lo dejamos listo con la posibilidad de agregar otra planta encima, por tanto, no fue complicado hacerlo. Es una continuación de lo que ya era Casa Flor”, explica Alejandro.
“La ampliación nos permite poder acoger a mucha más gente e incluso ofrecer diferentes tipos de habitaciones. Las más pequeñas en la planta baja y las más grandes en la alta, incluso una suite. Era un cambio necesario”, reconoce Alfonso. Y volvieron a abrir y por supuesto, el éxito estaba asegurado. Tanto es así que hoy en día es un precioso hotel donde muchas personas ya lo consideran como el sitio al que ir durante la temporada en Punta del Este.
El salón, el epicentro de la casa
Entrar en Casa Flor es poner los pies dentro de un gran salón, un lugar muy acogedor con sofás, butacas, flores, velas, cuadros e incluso una elegante chimenea. Perfecto para los inviernos fríos de Punta del Este o incluso las noches de verano menos cálidas. No le faltan alfombras de ratán, mesa de mármol con patas de madera y el color azul del mar, por supuesto, es el protagonista.
En él se encuentra también la recepción, una mesa alargada donde todo puede ocurrir: comidas y cenas con amigos, el lugar donde trabajar, desayunar… con la función de hacer check in a los huéspedes. Un lugar muy especial por las mañanas, ya que los rayos del sol entran por el espejo que hay justo enfrente y se proyectan en la mesa. Allí empieza la experiencia en Casa Flor y continua en cada rincón de la casa.
En el salón también se encuentra una enorme pared toda de vidrio que se abre y da salida a la terraza exterior y el jardín. Dos espacios que se perciben como una continuación del otro. Algunas mesas donde también desayunar, trabajar, tomar el té, leer…, luego se encuentra la piscina. Un exterior para vivir al máximo. “Diseñamos el salón con el exterior como un mismo espacio, lugares conectados donde se vive en paz con el sonido de los pájaros y la brisa del viento”, nos explica Alfonso.
Las habitaciones, lugares de paz
El color blanco predomina en las habitaciones, y con él, detalles en azul. Grandes y confortables camas, una pequeña mesa de trabajo, cojines en azul, y flores. Las flores, por supuesto, nunca faltan en todo rincón de Casa Flor. El baño es otro espacio donde tienen mucha presencia y dan ese toque de magia, una sensación de "casa" que tanto se valora.
“Las habitaciones son sencillas pero al mismo tiempo muy agradables. Un mix entre minimalismo con detalles que transmiten bienestar. Como estar en casa, el objetivo que buscamos en todo rincón de Casa Flor”, nos explica Julia. “Las flores son esenciales en el hotel, cada semana nos las traen frescas o incluso muchas veces somos nosotros mismos que las recogemos de árboles. Los detalles son muy importantes”, comenta Alfonso.
La master suite, elegancia y serenidad
“Con la ampliación buscamos crear una habitación más grande, una master suite para poder satisfacer todas las necesidades de los clientes. Y ha sido un gran acierto”, dice Juanma. Un lugar ubicado en el primer piso con terraza propia, equipada con una mesa y dos sillas: un lugar muy especial y con vistas privilegiadas. Sigue con una mini entrada y un salón y la enorme cama. “Es un lugar muy bonito pero que sigue la misma filosofía que el resto de espacios. Ha sido decorada con muebles que fuimos encontrando —algo vintage, algo de anticuarios, algo de nuestros hogares—. Incluso esto es lo que aún la convierte en más única”, dice Julia.
Una gran familia
“Lo que hace único a Casa Flor, además de lo bonito y personal que es todo el diseño y decoración, es el trato, el cariño de todo el personal. Buscamos ser ‘la familia’ de cada huésped que viene. Nos gusta conversar con todos ellos, saber sus gustos y objetivos en la ciudad y poder darle las mejores recomendaciones así como el mejor y más personalizado trato dentro del hotel”, explica Juanma. Desde poder preparar el desayuno favorito por las mañanas, a mimarlo con algunos detalles en las habitaciones o prepararles excursiones a su gusto. Y la cosa no termina aquí, tienen proyectos para un futuro próximo cuyo éxito está ya augurado.
Casa Flor es el hotel boutique que una vez lo descubras nunca más vas a poder olvidar. El sitio donde volver cada año y sentir se literalmente en casa. Por el lugar, por la decoración, pero sobre todo, por cada persona que ha puesto su granito de su tiempo en convertirlo en un lugar mágico. ¿El motivo del nombre? Flor es el nombre de la hermana de Juanma, una pieza clave también en el proyecto.
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• Fuente: AD Magazine
• Nota original completa:
https://www.admagazine.com/articulos/casa-flor-hotel-boutique-punta-del-este-uruguay