El mercado inmobiliario post coronavirus: más oportunidades para menos gente

17 de abril de 2020

Sinceramiento de los precios, ofertas en usados, demanda de alquileres y refugio para inversores, algunos de los pronósticos para el mundo del real estate. Qué pasará con las inversiones en el exterior.

Parece una película pero no lo es. La humanidad está viviendo una crisis sin precedentes que más tarde o más temprano llegará a su fin. El mundo ya no será el mismo y el mercado inmobiliario tampoco.

Muchas cosas cambiarán. El mercado inmobiliario no volverá al mismo escenario de principio de año. Habrá más oportunidades en cuanto a precios de usados, algunos propietarios no podrán postergar más la venta por razones personales. Una vez que pase la crisis algunos desarrolladores necesitarán poner en movimiento la rueda lo antes posible y para eso estarán dispuestos a ajustar precios hasta valores cercanos al costo.

Aquellos con buen poder adquisitivo o ahorros en dólares podrán hacer negocios extraordinarios. El resto de la población, una vez más, la verá pasar. 

Una vez que pase la cuarentena los inversores que optaron por activos financieros volverán más que nunca a elegir el ladrillo mientras que aquellos que guardaban sus dólares debajo del colchón se decidirán a invertirlos ya que hasta la moneda estadounidense sufrirá una devaluación. La clave será la recuperación macroeconómica ya que sin flujo de dinero tampoco habrá inversores. En pocas palabras, el que quede en pie con ahorros, o un excedente mensual en pesos, ya no tendrá dudas de dónde invertir. El primer paso es que la cadena de valor de la industria de la construcción entre nuevamente en ritmo para volver a encender la economía.

Esta crisis profundizará las desigualdades en las sociedades, algo similar ocurrirá con los países. Aquellos con capacidad de maniobra fiscal y monetaria se recuperarán más rápido, y probablemente se conviertan en un refugio de capitales, mientras que los demás sufrirán un mayor retroceso por sus propias vulnerabilidades. Esto no significa que los mercados emergentes no serán una oportunidad para capitalizarse, pero si hablamos de seguridad y rentabilidad, entonces, habrá que mirar a los países más desarrollados. Nadie se salvará de esta crisis global, pero algunos saldrán más rápido de la tormenta.

Las diferencias entre los mercados se mantendrán. Al tratarse de una crisis global todos los países retrocederán casilleros por lo que el escenario será el mismo para todos. Si Montevideo ofrecía una rentabilidad del 5% y Buenos Aires del 2% esto se mantendrá. El cambio más radical que se verá en la mayoría de los países será el impulso del mercado de alquileres, y por consiguiente el lanzamiento de más productos a la medida de este segmento. El escenario post coronavirus será de menor cantidad de ventas, una oferta casi nula de crédito hipotecario, y por consiguiente, más demanda de alquileres. Las empresas que ofrecen garantías inmobiliarias también se beneficiarán.

Lo que no cabe duda es que el mercado inmobiliario en el mundo cobrará más importancia como refugio de ahorros e inversión. El mercado financiero mostró, una vez más, ser muy volátil y vulnerable. La tierra y los ladrillos en cambio siempre estarán ahí, arrojando más o menos rentabilidad pero nunca perdiendo su valor. La casa propia será una meta aún más fuerte. Las profecías de que las próximas generaciones serán habitantes del mundo y vivirán de paso deberán esperar. La gente revalorizará aún más su vivienda propia, sus afectos, lo esencial de la vida.

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