Creado por cuatro de los empresarios más importantes del Uruguay, con una inversión de 600 mil dólares y auspiciado por una marca automotriz de lujo llegó Shark Club con una especial propuesta gastronómica y servicios especiales para sus socios.
El nuevo restaurante se encuentra junto a las instalaciones del Club de Pesca de la Parada 3 de la Playa Mansa y en las últimas horas quedó habilitado para sus socios.
“Somos un grupo de amigos que desde hace tiempo coincidimos en la necesidad de ofrecer a Punta del Este nuestro esfuerzo en hacer algo distinto”, dijo Luis Artola, uno de los directores del club.
“Creemos que Punta debe sumar una iniciativa de este tipo. Así que nos juntamos con otros tres amigos y llevamos adelante esta propuesta que es, quizás, muy distinta a nuestras actividades de todos los días”, agregó.
La inversión superó los 600 mil dólares y hasta el momento alrededor de 40 empresarios abonaron los cuatro mil dólares que cuesta la membresía de la institución.
El pago de la membresía anual permite acceder a la tarjeta “Shark Club” que habilita acceder al uso de los diferentes servicios del club como contar con un chofer de cortesía, el uso de espacios vip, precios diferenciales, invitaciones, degustaciones y otros beneficios. En un país con tolerancia cero de alcohol para los conductores, esta propuesta ofrece choferes en el horario de 21:00 a 24:00 para regresar luego de una cena. La membresía anual permite además adquirir una mesa para cuatro o seis personas durante la temporada de verano 2021.
El lugar cuenta con salas privadas para 10 personas y terrazas con livings con camastros para armar un grupo de hasta 28 invitados. Solo se puede ir haciendo una reserva.
La marca automovilística de lujo Maserati es uno de los auspiciantes del complejo sobre la bahía de Maldonado justo frente al complejo Enjoy. Entre las marcas de apoyo también están el Banco Santander y la compañía de seguros SURA.
Los socios compraron el local que durante décadas albergó al restaurante “Charrúa” del balneario. El espacio fue sometido a una serie de refacciones: se demolió y se hizo a nuevo la cocina y se proyectó la habilitación de lugares reservados para gozar de las exquisiteces que ofrecen.
Los responsables del diseño apelaron a la madera y a dejar al local de cara a la puesta del sol sobre la isla de Gorriti, una de las postales del balneario.
La propuesta gastronómica corre por cuenta de una referente en la materia: la empresaria Elena Tejeira. “Para esta propuesta armé dos cartas muy distintas. Una para el interior del club. La otra, más informal, para ofrecer en el deck que tiene una de las mejores vistas de Punta del Este. “En el caso de la pesca optamos no solo por las especies locales como corvina y brótolas ”, explica. “También tenemos toda una carta de sushi y de carnes”, agrega.
Tejeira explica que en el caso de la terraza sobre la playa hay desde el plato de rabas (20 dólares), pasando por bruschetas de vegetales asados y queso brie (11 dólares), chipirones a la plancha con chips crocantes (20 dólares) y la mesa de quesos con variedades que van desde el parmesano, brie, el raclette, el reblochón, cabra, morbier y roquefort (26 dólares).
En el interior del club la carta es muy poderosa: entradas de burrata italiana (23 dólares), tres versiones de salmón en un plato (30 dólares), pulpo crocante (38 dólares) y langostinos dorados (29 dólares). Las pastas en sus más variadas versiones van desde los 16 a los 29 dólares. La pesca del día corvina grillé con tomates asados, espinaca fresca, puntas de espárragos en gremolata, limón y almendras a 20 dólares. El risotto de mariscos, la especialidad de la casa se presenta con langostinos, mejillones, todo perfumado al azafrán a 29 dólares.
El Shark Club tiene una espectacular Cava, donde es posible encontrar los vinos más exclusivos. Además, se organizan degustaciones guiadas por el sommelier del lugar. Dentro del espacio hay una sala vip para quienes quieran tener mayor intimidad en las reuniones.
Dentro del lugar está Espacio de Arte, donde exponen artistas como Fito Sayago, Eduardo Bolioli y Laura Morás.
