De la mente de la artista Laura Sanjurjo y el arquitecto Diego Montero nace Tres Mundos, un espacio donde reina el arte en Punta del Este.
En un espacio donde reina el arte junto al ondulado puente de La Barra en Punta del Este, Laura Sanjurjo y Diego Montero maridan Tres Mundos creativos. Ella es artista, él arquitecto. Un ambiente distendido y repleto de los más cautivantes estímulos sensoriales caracterizan el proyecto de esta apasionada pareja, que hace las cosas a su manera.
En un entorno luminoso detrás de una gran puerta de hierro conviven, como lo sugiere su nombre, Tres Mundos. Por un lado se aprecia una sofisticada tienda de diseño con acentos que evocan la década del sesenta. Por otro, coexiste una propuesta gastronómica simple y fresca que conquista el paladar. Y, subiendo por una escalera de hormigón en espiral, se encuentra el estudio de arquitectura de Diego, un talento eminente en su rubro. ‘Para nosotros, los tres mundos no son solo estos espacios en sinergia, sino también nuestras tres hijas’, cuenta el matrimonio argentino que hace treinta años cruzó el Río de la Plata, en búsqueda de un ritmo de vida alternativo sobre la orilla vecina. Y es que la creatividad y el talento se vive en familia.
¿Qué se exhibe en Tres Mundos?
Una ecléctica curaduría de mobiliario, seductores objetos de vidrios coloridos y un mural cambiante destinado a promover el talento de artistas uruguayos, caracteriza el distinguido bazar. En esta galería miscelánea, Laura exhibe sus obras más pasionales y Diego sus esculturas de carácter arquitectónico.
¿Cómo es la propuesta gastronómica de Tres Mundos?
Cruzando la tienda, el lugar se transforma en un café conocido como El Tesoro. A cargo de Lucas Muñoz, la experiencia ofrece sabores suculentos en platos sencillos, elaborados a partir de productos locales.
¿Cómo es el trabajo de los creadores de Tres Mundos?
En el ‘tercer mundo’, el estudio de Diego, predomina una envolvente fragancia amaderada. Rodeado por la más extensa colección de revistas de diseño y ordenando un importante despliegue de ellas en el suelo, el arquitecto conversa en exclusiva con Vogue acerca de su profesión. ‘Mis proyectos son tan diversos como las personas para quienes los esbozo. Siempre digo que mi obra predilecta es la que está por venir’, enuncia con los pies descalzos. Son innumerables las casas firmadas por Montero que recorren la costa uruguaya. En varias oportunidades, Laura colabora en el interiorismo. Tres Mundos fue una de sus grandes reformas en 2010. ‘Las restauraciones te dan la oportunidad de hacer algo que nunca hubieses hecho. Mi idea en este espacio fue simplificarlo y utilizar los materiales sobrantes de construcción para darle un aspecto trashy’, explica. ‘La visión fue crear un entorno para que cada miembro de nuestra familia pueda tener un lugar. Azucena, nuestra segunda hija, actualmente expone algunos dibujos’.
En el fondo del local, atravesando su aromático jardín, se sitúa el atelier de Laura. La artista se expresa a través de intensas pinturas, magnas esculturas, collages, fotografías y vajilla de cerámica. El erotismo es uno de los principales temas que desarrolla, tanto en piezas abstractas como en otras más figurativas que remiten a las pinturas de la Antigua Grecia. ‘En una época estuve sumamente interesada en el arte religioso del Barroco y el Renacimiento: períodos extremadamente teatrales con una importante carga sexual. Luego comencé a pintar platos más explícitos’. La muerte es otro de los temas tabú en los que profundiza. ‘Trabajarla a nivel plástico es la aproximación más interna que puedo tener. Veo la muerte como un símbolo. En la vida, morimos y volvemos a nacer, una y otra vez’, reflexiona mientras posa ante el lente de Virginia Zabaleta para Vogue. Actualmente sus cuadros se inspiran en la fotografía de Slim Aarons, traduciendo sus imágenes en pinceladas curvas cargadas de color. Este fotógrafo capturó a Dolores del Río en su mítica casa en Acapulco.
La admiración es mutua en esta pareja. Es extraordinario observar cómo sus movimientos se espejan cuando están juntos. La pasión y la infinita curiosidad de Diego es lo que más cautiva a Laura, mientras la fuerza de ella es lo que él más admira. Tres Mundos es donde se encuentran sus pasiones. Un entorno en el que comparten su cotidianidad, inmersos en sus vocaciones, con un gran proyecto en común. ‘Todo en este espacio lo construimos juntos, rodeándonos de las cosas que más nos gustan. Tal vez no son las cosas que le gustan a la mayoría, pero que esté hecho a nuestra manera, lo hace más especial’, concluye Diego.