Si bien el valor de los alimentos, los alquileres y la vida diaria en el este uruguayo es alto, hay un gran afluencia de turistas argentinos. Muchos apelan a la devolución del IVA del gobierno vecino para licuar el impacto del 30%, otros especulan con el dólar y algunos directamente se resignan.
Hay dos universos a la vez en el Punta Shopping, uno de los centros comerciales más activos de Punta del Este (en la avenida Roosevelt). Por un lado está la planta baja, donde está ubicado el supermercado Tienda Inglesa. Allí, la actividad es intensa durante casi todo el día: gente comprando provisiones para cocinar en la casa o buscando alcohol para celebrar las fiestas. Otro es el universo en el resto de los pisos del shopping. Allí, donde los argentinos solían pasear comprando alguna que otra cosa de ropa o demás, hoy no hay un alma.
Es un poco la imagen que grafica cómo se va perfilando la temporada de verano en Punta del Este, con muchos argentinos que decidieron no privarse de su costa favorita pero que a su vez adoptó una vida más austera.
Ahora bien, hacer las compras en el súper aliviana un poco la situación, pero lejos está de ser barato. A los precios altos de por sí y al valor del dólar hay que sumarle el 30%. Algunos valores relevados: una leche de marca Conaprole en Tienda Inglesa, 1,5 dólares; un jugo multifruta de un litro 2,5 dólares; un vino argentino que nuestro país puede costar menos de 400 pesos, 10 dólares; una bolsa de carbón, casi 4 dólares; un kilo de carne para milanesa, 10 dólares; un bidón de 6 litros de agua, 2,5 dólares. Así las cosas, un changuito completo antes que impagable es inhallable.
“Esto está saladísimo, pero bueno, el que convierte no se divierte”, responde Laureano, un joven publicista de Buenos Aires de 33 años. Dice que el único secreto que encontró es que en algunos supermercados toman el dólar mejor que en las casas de cambio. Sin embargo, él prefiere no desprenderse de los billetes norteamericanos: “Para mí hay que tratar de no gastar los dólares y esperar a que suba el blue y después cambiar al blue y recuperar lo perdido y listo. El gobierno solo te deja comprar 200 dólares por mes, aunque sea al precio solidario, pero para mí sigue contenido y el blue se va a ir para arriba, entonces prefiero pagar el impuesto y recuperarlo después que tener que estar varios meses para recuperarlos”. Por supuesto, su mecánica es parte de la lógica contra la que pretende luchar el gobierno nacional (y que está arraigada en gran parte de la población “estennial”).
Otro es el panorama en los mercaditos más pequeños (pero igual de concurridos) ubicados en La Barra, Manantiales y José Ignacio, los balnearios más exclusivos dentro de lo ya suficientemente exclusiva costa uruguaya. Allí las cosas cambiaron menos: si bien en estas zonas los precios son más altos, los clientes son más ricos. Juan es cordobés y vino a Punta del Este como cada año manejando desde su ciudad natal. Para él, aunque el impuesto del 30% molesta, no cambia los planes. Para Lourdes, es cuestión de comprar un poco menos, pero no se queja. A lo sumo, coinciden los dos, irán menos a comer afuera.
Claudia es una de las dueñas del histórico Fresh Market de José Ignacio. Es un minimercado que está en el pueblo hace 18 años y vio todas las crisis posibles. “Nuestro mercado siempre se caracterizó por ser amplio: tenés el producto básico de la canasta, pero también el alimento premium importado. El cliente de acá busca mucho eso y noto que no dejó de comprarlo, más allá del 30%. Capaz sí lleva menos cantidad de alguna cosa, pero no pasó de la mostaza de Dijon a la normal, sigue llevando la de Dijon”, explica.
Otra de las cosas que cuenta Claudia es que, a diferencia de otros años, esta vez los argentinos no se la agarran con los comerciantes por los precios: “Otros años por ahí se quejaban con uno pero este año están principalmente molestos por el 30% y saben que uno no tiene nada que ver”.
Aquí aparece uno de los grandes incentivos del gobierno de Uruguay hacia el turista argentino: la devolución del IVA.
La misma sin embargo ha despertado varios equívocos: “No es algo que hicimos para alivianar el impuesto del 30% específicamente sino que lo venimos implementando hace varios años y es parte de un paquete de incentivos”, dice Luis Borsari, Director General de Turismo del Departamento de Maldonado. El funcionamiento de la devolución es automático: ni bien el comercio pasa la tarjeta de crédito o débito por el posnet, el sistema reconoce que se trata de una tarjeta argentina y realiza el descuento completo del 22% del IVA (y 10,5% para alquiler de autos).
Sobre esto, es importante aclarar algunos puntos. El descuento no lo hace el comercio sino el sistema. En restaurantes y otros servicios es muy fácil de identificar porque se le resta el 22% al total. En el caso del supermercado no es tan lineal porque algunos productos están gravados con IVAs distintos. Así por ejemplo el café paga solo el 10% (IVA básico), mientras que las frutas son IVA exento. De este modo, quien compre esos productos no verán un descuento completo sino solamente el correspondiente en cada caso.
“Lo que sí ocurrió después del 30% fue la facilitación de las Gift Cards, con las cuales el argentino podía adelantar algunos gastos antes de que se sancionara el impuesto”, explica. En realidad fue una técnica inventada por los propios argentinos, que al ver la nueva normativa que se avecinaba compró tarjetas prepagas en los principales mercados (Tienda Inglesa y supermercados Devoto) y las dejó pagas desde antes del impuesto y las irá consumiendo a lo largo del verano. Lo mismo sucedió con algunas estaciones de servicio, que abrieron una especie de cuenta corriente a algunos clientes que se adelantaron al gobierno.
Otra cosa son las tarjetas prepagas que se están distribuyendo en algunos comercios. Básicamente funcionan como una SUBE donde uno le carga dinero y paga con eso en diferentes lugares. Por un lado, evita el uso de efectivo, por otro, tiene algunos incentivos fiscales que abaratan algunas operaciones, pero no demasiadas en el área de Punta del Este.
A pesar del impuesto, a pesar de la crisis, a pesar de la confusión inevitable que supone entender a qué dólar se están pagando las cosas, para Luis la situación hasta el momento es más que buena: “No hemos notado merma ninguna con respecto a la temporada pasada. Es más, daría la impresión de que hay hasta un pequeño aumento del afluente de turistas. Por supuesto, hay que ver cómo siguen las cosas después del 10 de enero pero por ahora vienen andando bien”, concluye.