La Trump Tower de Punta del Este retoma las obras en medio de disputas entre accionistas

4 de febrero de 2021

Un grupo de accionistas pidió un interventor mientras los dueños de los departamentos hacen aportes anticipados para reiniciar la construcción de esta lujosa torre que, con suerte, se estrenará el próximo verano esteño.

En medio de una disputa entre accionistas y casi una década después de su lanzamiento, la Trump Tower de Punta del Este retoma las obras, con la esperanza de una inauguración recién el próximo verano. 

Marzo sería el mes del reinicio de la construcción que está frenada desde 2019, un arranque que se logró gracias a la unión de los dueños de departamentos que formaron un fondo fiduciario para encarar los gastos. Los accionistas, mientras tanto, se cruzan denuncias en un intento de recuperar algo del dinero invertido a través de un interventor.

Sucede que se trata de un proyecto complejo desde el inicio. Lo que sencillamente sería la torre más lujosa de Sudamérica proyectada para estrenarse en 2015 se hundió en un enredo de desarrolladores, comisiones, crisis económica argentina y, ahora, pandemia que la demoró.   

El Fideicomiso integrado por los dueños de los departamentos que la está sacando a flote tiene condiciones suspensivas de la obra determinadas por cantidad de adhesiones y pagos, por ejemplo. Pero el controlador de ese fondo y representante de los dueños de las unidades que son justamente los aportantes, el argentino Jorge Garber, explicó a El Cronista que el 61% ya adhirió y adelantó el pago del capital que sería aportado en el momento de la entrega, según el contrato original.

Lo que falta de la construcción, estiman los dueños, demanda un aporte de cerca de u$s 30 millones. Cuando fue presentada por Ivanka y Eric Trump, los hijos del ex presidente de Estados Unidos, se hablaba de un lujoso proyecto que demandaría una inversión de más de u$s 100 millones en total.

Según Garber, la devaluación que en estos años tuvo el peso uruguayo contribuyó en parte a que el presupuesto sea más ventajoso. 

Mientras tanto hay algunas malas decisiones originales que continúan impactando en el proyecto: altas comisiones de todo tipo incluyendo el sello Trump (una insignia que le costará más de u$s 2 millones), un terreno costoso con fuerte incidencia en el valor del proyecto, el default de la constructora (en el que cayó por no pagar unos títulos en Nueva York) y nuevas denuncias entre los accionistas de diferentes sociedades que iniciaron el emprendimiento, son algunas de ellas.

Un grupo de accionistas de una de las sociedades que intervino en el proyecto, presentó una denuncia contra los desarrolladores -ahora hechos a un lado- por sospechas en esa gestión y pidieron una intervención. Pero los abogados del proyecto aseguran que se trata de un problema interno de esas sociedades, que nada afecta la continuidad de la obra Trump Tower Punta del Este.

De hecho, Graber y el resto de los propietarios se esperanzan con estrenar sus departamentos en el próximo verano. En estos días sí, por efecto de la pandemia y las restricciones para el ingreso de extranjeros a Uruguay, las ventas de los departamentos que quedan no se pudieron hacer como se proyectaba.

En cuanto a la construcción, hay más de 65% de los metros cuadrados habitables y a construidos. Lo mismo, un 30% de las áreas comunes. Los lujosos amenities son justamente lo último que se terminará, un espacio de 12.000 metros cuadrados, casi un edificio en sí mismo para compartir entre los propietarios.  

Piscinas climatizadas, cines privados, cancha de tenis cubierta reglamentaria con control de clima inteligente, helipuerto y hasta un salón de habanos, están proyectados para integrar este gran proyecto de 25 pisos que fue elegido hasta ahora en un 60% por compradores argentinos.

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