El balneario se prepara para un enero mejor que el del año pasado; algunos hablan de boom y explosión, otros evocan expectativas enormes, y varios también prefieren mantener una cierta cautela.
En La Barra, alrededor de los ya conocidos Borneo Coffee y el almacén orgánico Alma, se multiplican las inauguraciones de nuevos cafés, una costumbre más argentina que uruguaya. Hay al menos cuatro aperturas recientes en los alrededores.
En Manantiales, una conocida casa de tortas montevideana (La dulcería de Xime Torres) plantó bandera esteña. El cruce de José Ignacio, al lado de la estación de servicio Ancap, se renueva y suma locales comerciales y, a la vuelta, el restaurante Solera se remodela. Mostrador Santa Teresita, de Fernando Trocca, planea este verano abrir por primera vez todas las noches. La librería y cafetería Rizoma estuvo funcionando todos los fines de semana del año, y el público no faltó.
En Punta del Este, hay nuevos paradores con vista a la mansa que invirtieron en reformas y concepto, y los grandes hoteles, como el Enjoy (exConrad) o The Grand Hotel, sobre la Brava, prevén la reapertura en octubre y noviembre.
Si bien el decreto que abriría Uruguay a turistas a partir de noviembre aún es un borrador, el balneario se prepara con pico y pala para una temporada mejor que la del año pasado. Aquí algunos hablan de boom y explosión, otros evocan expectativas enormes, y varios también prefieren mantener una cierta cautela, a la espera de las medidas que tome el gobierno uruguayo. Explican que la llegada de turistas también dependerá de las cuarentenas exigidas en los países respectivos a la vuelta de vacaciones y, en el caso de europeos y estadounidenses, de la conectividad y multiplicidad (o no) de frecuencias aéreas hacia Uruguay.
País caro
Frente a los pesos argentinos, Uruguay es un país caro para vacacionar, de eso no hay dudas, ni es una novedad. El mismo presidente uruguayo pidió, a fines de agosto y de cara a la época turística, cuidado en la fijación de precios, tanto de alquileres como de productos de consumo habitual. Los comerciantes reconocen que es un tema delicado, aunque argumentan que Miami aumentó mucho sus precios gastronómicos, que el argentino que llega a Uruguay lo hace con dólares y no con moneda local argentina, e insisten en que la seguridad sanitaria tiene un valor.
Con menos de 150 casos diarios en las últimas semanas, entre 0 y 3 muertes por día y menos de una docena de casos totales en CTI (terapia intensiva), este país se pregunta por estos días qué modelo adoptar de cara a la temporada turística que se avecina. El verano en el hemisferio norte sirve de ejemplo. Estados Unidos abrió sin restricciones, se multiplicaron los contagios e igual fue mucha gente. España atrajo a muchos turistas, porque no exigió cuarentena a los no europeos. La temporada fue más floja en Italia porque sí había que hacer cuarentena (exceptuados los países de la UE).
Desde el 1 de septiembre, pueden entrar al país propietarios extranjeros vacunados y su núcleo familiar extenso. No se les exige cuarentena obligatoria, a menos que viajen con menores de 18 años no vacunados. La incógnita radica en saber si esta última condición se mantendrá en la supuesta apertura de noviembre, o si Uruguay ofrecerá vacunar a los menores a su llegada para que las familias puedan vacacionar en el país sin necesidad de guardarse durante 5/7 días. Desde la intendencia de Maldonado aparentemente incluso están pidiendo que la vacunación se haga en el Buquebus, al momento del viaje de ida.
“Los anuncios del presidente generaron expectativas y muchas consultas. El hecho de que le impongan cuarentena a las familias con menores no vacunados limitó las llegadas y las circunscribió a propietarios con hijos grandes, o sin hijos. Estamos apostando a que esta limitación no suceda a partir de noviembre, para así poder proyectar una mejor oferta turística. Estamos buscando hacer atractivo el destino, porque Uruguay es caro, pero ofrecemos seguridad sanitaria y bienestar, y esto es algo que hoy se valora”, pronostica el gerente general del grupo Solanas y directivo del Centro de Hoteles de Punta del Este, Alejandro d’ Elia.
Desde el sector hotelero y gastronómico están pidiéndole al gobierno que se restaure la devolución del IVA para las compras con tarjetas extranjeras. “Necesitamos la apertura de fronteras y una buena temporada porque con el turismo interno no se aguanta. Somos optimistas”, agrega.
Consultas de argentinos
En el estudio Astor & del Castillo, con presencia en Montevideo y Punta Ballena desde hace 45 años, confirman que, desde que salió el decreto de entrada de propietarios extranjeros vacunados, todos los días reciben consultas de argentinos que piden certificación de propiedades, o asesoramiento para los formularios requeridos en Migraciones.
“Hubo un cambio radical desde el decreto. El interés de viajar a Uruguay estuvo todo el año. Todos querían venir, algunos incluso molestos porque no los dejaban entrar. Desde el decreto, las llamadas son diarias. Algunos quieren venir a ver sus casas después de casi dos años, otros quieren ponerlas a punto, pasar una temporada o incluso radicarse. Hay una movida muy fuerte que no había otros años con ganas de comprar y vivir acá”, explican desde la escribanía.
La presencia de argentinos ya radicados en Punta del Este pudo sentirse durante todo el invierno. Si bien van y vienen, marcan una diferencia y hacen que para los comerciantes el invierno de este año, por ejemplo, sea mejor que el pasado. Para los que conocen Punta del Este de siempre, este fue un invierno totalmente atípico porque se pareció más al mes de marzo, con supermercados que venden cantidades inhabituales y restaurantes donde durante el fin de semana se necesita reservar.
El perfil del que llega no es el empleado con un horario de trabajo y que depende de un sueldo. En general son emprendedores o empresarios. “Hay argentinos ya radicados hace un tiempo y que adoptaron un ritmo más tranquilo. Se uruguayizaron tanto que incluso les choca la ansiedad y las pretensiones de los argentinos que llegan ahora de la gran ciudad”, cuenta una argentina instalada aquí desde hace tres años.
Como explica el arquitecto y desarrollador inmobiliario Daniel Weiss, el argentino es el principal comprador de propiedades en Maldonado desde hace décadas. La diferencia ahora es que esa casa o departamento que solía ser una segunda o tercera vivienda, pensada para veranear, se convirtió en un lugar donde quieren pasar mucho tiempo. Quizá no 12 meses, pero sí más de tres.
“La gente pudiente de Argentina hace rato que tiene propiedades acá. Ahora se agregan otros, con un poder adquisitivo un poco menor, en busca de un refugio sanitario y jurídico. Todos los desarrollistas esperamos el verano para lanzar proyectos, nos preparamos y lanzamos el show. Venimos de una temporada anormal, en la que no pudo entrar nadie y la preocupación era no enfermarse. Tuvimos que tener paciencia y solucionar la situación de muchos clientes acostumbrados a abonar en cuotas y que no podían venir. Igual, se concretaron compras este año. Si en noviembre se abre, y si aquí la situación sanitaria no se complica, va a ser una temporada muy buena”, analiza Weiss.
Junto con su equipo, WMW, están a cargo de la obra Venetian Luxury Residences, una torre imponente con 148 departamentos (el más chico de 160 m2), en la parada 18 de la mansa. Se termina este año y ya proyectan repetirla en Montevideo, al lado del hotel Hyatt (obra que también hicieron ellos), en el último terreno disponible de Pocitos en primera línea, frente al agua. Serán 13 semipisos de 244 m2. Este año también está planeado que se finalice la torre Trump, el edificio que hace sombra sobre la Brava y cuya construcción se alargó bastante más de lo planeado.
José Ignacio se prepara
En José Ignacio, la sensación es que todo el mundo se está preparando. Al lado de su posada Ayana, con 17 habitaciones pensadas originalmente para un turismo más mediterráneo, la familia austríaca Kofler está terminando de construir la obra del reconocido artista estadounidense James Turrell, que investiga la materialidad de la luz. La instalación artística, el primer Skyspace autónomo en Sudamérica, será inaugurada a mediados de noviembre y abierta al público a partir del 22.
La posada ya está completamente reservada por huéspedes europeos y algunos pocos estadounidenses para su inauguración. “Creemos que será una buena temporada, con menos gente de lo habitual en la época alta, pero con más huéspedes a lo largo del verano. Una temporada suave y prolongada. Por eso estamos planeando una serie de conciertos mensuales en el Skyspace Park, atardeceres con música y noches de cine. Creo que sólo podemos crecer si compartimos”, reflexiona Edda Kofler.
En La Huella, Martín Pittaluga y su equipo estiman que este año trabajarán un 50% más que el año pasado (cuando la disminución fue del 60%), aunque partiendo de la base de que se abran fronteras y vengan los estadounidenses. “Vuelvo de Montauk (un destino turístico en Long Island, Estados Unidos). Es un grano de arena, pero es increíble la cantidad de argentinos y estadounidenses desesperados por venir. La temporada pasada no fue buena pero tampoco desastrosa, y sobrevivimos gracias a la movida de los uruguayos”, cuenta Pittaluga.
El referente inmobiliario Ignacio Ruibal tiene dudas de que realmente vengan muchos turistas del hemisferio norte porque, explica, las frecuencias aéreas no están restablecidas, no son muchas y, en Europa y Miami, los casos se dispararon y quizás deban hacer cuarentena cuando vuelvan a su país, razón por la cual podrían preferir no viajar tan lejos. Del lado argentino, lo que se siente es muchas ganas de venir y se vienen cerrando algunos alquileres a valores promedio entre 2019 y 2020, aunque por ahora es sobre todo expectativa y consultas.
“En José Ignacio la oferta es limitada, y los propietarios que no vinieron en dos años son los primeros en querer venir. Hay poca definición porque estos propietarios, en caso de alquilar sus casas, buscan volver a los precios de 2019. Esa expectativa contrasta con la realidad del mercado argentino. Lo que estamos recomendando es cerrar acuerdos al 70 u 80% del valor previo a la pandemia. Todos somos optimistas con la vuelta a una temporada más larga, aunque con mucha cautela. El verano pasado fue una enseñanza”, analiza Ruibal.
En la panadería del cruce, justo antes de doblar hacia el casco de José Ignacio, hicieron una mini obra y ampliaron la oferta con rotisería y helados artesanales. Para Josefina Pomés, que ahora también está a cargo de un espacio recreativo con nuevas opciones gastronómicas itinerantes en una parte del bosque hasta ahora inutilizado, mucha gente se guardó las ganas de viajar y necesita volver a un lugar de apertura. “Acá tenés dimensión humana, no estamos todos apiñados, y hay paisaje por donde mires. Estamos apostando a que este verano sea de afluencia. La esperanza está en que abran. Y estamos todos en la misma: acomodando locales, generando contenidos, y con una visión positiva de que va a funcionar”.