Las cifras van desde 11.000 trámites hasta más de 25.000 en los últimos tres meses. Diversas fuentes notaron un fuerte aumento de las solicitudes y consultas. Alertan sobre el complejo “divorcio” impositivo de la AFIP.
¿Cuántos argentinos se están realmente radicando en Uruguay y dando de baja fiscal en la Argentina? Medios internacionales como la revista The Economist refirieron unos 20.000 casos, pero no hay datos precisos. Joaquín Panasco, de Romay Consultores, un estudio con sede en Montevideo, mencionó a Infobae la cifra de 11.000 trámites y que las autoridades uruguayas están desbordadas. Guillermo Pérez, del estudio GNP, con sede en Buenos Aires, habló de unos 400 trámites por día hábil, de los que las autoridades uruguayas canalizan unos 40, con lo que se van apilando casos en trámite. Y el tributarista Jorge Haddad refirió unas 25.000 solicitudes en los últimos 3 meses.
Una primera oleada de consultas empezó a principios de año, con la modificación del Impuesto a los Bienes Personales que introdujo la Ley de Emergencia. Muchas personas habían declarado bienes en el blanqueo de 2017 y en 2020 encontraron que, en vez de reducirse a cero, la tasa se multiplicó por nueve (de 0,25 a 2,25%) lo que hasta puede implicar la venta de algunos bienes para pagar el impuesto. Hasta 2019 una vía de escape era comprar algún domicilio en Paraguay, porque el impuesto era en base al registro de una vivienda, pero la AFIP cerró esa salida fijando para Bienes Personales el mismo criterio de residencia del Impuesto a las Ganancias, explicó Haddad.
En ese sentido, alguno de los casos más prominentes de empresarios que cruzaron el charco son los de Marcos Galperin, de Mercado Libre, Federico Tomasevich, de Puente, y Gustavo Grobocopatel, de Los Grobo. Incluso, pudo saber Infobae, Galperin regresó al país días atrás con parte de su familia en un vuelo privado y fue demorado en el aeropuerto para notificarlo de una cuestión judicial. La espera fue mucho más larga que lo habitual. “Todos los días me echan un poco más del país”, habrían escuchado decir al alma mater de la empresa más valiosa del país según el precio de sus acciones en Wall Street: USD 74.000 millones.
La segunda oleada de interés por el éxodo fiscal se dio en los últimos meses, por el impulso al “impuesto a la Riqueza”, que, según Haddad, de convertirse en ley alcanzará a muchas más personas que las 10.000 de las que estima el oficialismo.
De hecho, según informó la propia titular de la AFIP, en los primeros 9 meses del año, 504 empresas pidieron dejar de pagar impuestos en la Argentina y, aunque la agencia no da informaciones al respecto, el número de pedidos de baja fiscal aumentó notablemente en los últimos meses. El ritmo normal es de unos 500 por mes, pero eso contando a los monotributistas, a los que la AFIP dejó de hacerles la baja fiscal de oficio por tres meses consecutivos impagos, dijo Haddad.
Un argentino que haya vivido 12 meses consecutivos en Uruguay sin haber ingresado a la Argentina está en condiciones de conseguir la residencia legal (esto es, documento uruguayo de residente en ese país), pedir luego la baja fiscal en la Argentina y por último radicarse fiscalmente en el país vecino. Iniciar ese camino tiene ahora un obstáculo y una desventaja.
El obstáculo es que la frontera uruguaya está cerrada desde el 13 de marzo pasado: para ingresar hay que tener permiso de alguna autoridad vecina.
“Han aumentado mucho las consultas en estos últimos meses, puesto que se acerca la temporada de vacaciones y muchos argentinos que veraneaban aquí no van a poder hacerlo; eso generó gran preocupación. La mayoría de las consultas van relacionadas a cómo iniciar la residencia legal en Uruguay en este escenario de cierre y entender cuáles son las excepciones que actualmente existen: situaciones debidamente justificadas de reunificación familiar con padres, cónyuges, concubinos e hijos solteros menores; o ingresos transitorios con fines laborales, económicos o empresariales fundados en razones de necesidad impostergable. El hecho de tener inmuebles en Uruguay no es una causal que habilite a ingresar al país actualmente”, dijo Javier Otegui, socio del estudio uruguayo Guyer & Regules.
Atomización de las autorizaciones
“Si el permiso es laboral y por ejemplo fuera por razones de un negocio ganadero, se tramita ante la Secretaría de Agricultura y Ganadería. Si fuera un negocio de software, ante el ministerio de Economía, y así: la agencia de tramitación depende de la causal”, dijo Juan Antonio Rodríguez, de Romay Consultores. Sí hay una ventanilla única al final del trámite, en la página web de Migraciones, que depende el ministerio del Interior de Uruguay.
La desventaja es que si ése es el primer paso para darse de baja fiscalmente en la Argentina, lleva dos años completar el circuito: uno de residencia continua en el exterior, sin reingreso al país, y otro de “autenticación” por parte de la AFIP, explicó Susana Rizzo, del estudio Rizzo & Asociados, con sede en Rosario, que junto a Buenos Aires son los principales centros urbanos de argentinos con ganas de irse a Uruguay.
Cabe recordar, sin embargo, que Uruguay no es un paraíso fiscal ni un país de baja tributación y antecedentes como el que llevaron a la DGI uruguaya a denegar residencia fiscal por “ausencias esporádicas” superiores a los 30 días corridos.
Vacaciones fiscales
El principal atractivo uruguayo es el “tax holiday” de diez años sobre los impuestos al patrimonio (al cabo de ese período la tasa es del 12%, aunque existe la opción de pagar de entrada el 7% fijo) y el gobierno de Lacalle Pou introdujo dos modos de acceder a ese caramelo: la compra de una propiedad por al menos USD 380.000 y más de 60 días consecutivos de residencia, o una inversión de al menos USD 1,5 millones o que genere al menos 15 nuevos puestos de trabajo.
Además, recientemente Uruguay introdujo un nuevo régimen simplificado de rentas. Y mientras en la Argentina la Unidad de Información Financiera (UIF) tendió un manto de sospecha sobre las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS) creadas a partir de la ley “de apoyo al capital emprendedor” de 2017, el Banco Central de Uruguay puso a consulta pública un proyecto para reglamentar un régimen de emisión de valores de empresas a través de plataformas digitales de financiamiento, un mecanismo conocido como crowdfunding, justamente para alentar la financiación de las SAS.
“Las consultas que seguimos recibiendo son sobre los trámites de residencia legal y las implicancias de la residencia fiscal en Uruguay para cada situación particular”, dijo Otegui, de Guyer & Regules.
Los casos como los de Galperin, Tomasevich o Grobocopatel, por ejemplo, dijeron fuentes consultadas, parecen haber seguido esa secuencia: obtención de residencia legal, cambio de centro de interés (mediante renuncia a posiciones directivas, aunque no accionarias, en sus empresas) y pedido de baja fiscal en la Argentina, para radicarse en Uruguay.
“Los argentinos vienen para aprovechar el tax holiday y hay ventajas impositivas para construir inmuebles”, asegura Enrica Casagrande, del estudio Untitled SLC de Uruguay. “Otro rubro es el software, también con muchas ventajas porque se lo quiere incentivar. El desarrollo y la venta está prácticamente exento. En cuanto a los cuidados, el principal es lograr darte de baja definitivamente de la Argentina. Hay que venir a vivir de verdad. Comparativamente somos más caros, en cuanto a salarios y cargas, que la Argentina, poor eso los beneficios, para lograr un equilibrio”, detalló Casagrande.
El peor de los mundos
Según Rizzo, el “peor de los mundos” es terminar teniendo doble residencia fiscal. No es nada aconsejable, dijo a Infobae, simular una radicación, obtener residencia fiscal en Uruguay y que luego la AFIP determine que la radicación no fue tal y niegue o revoque la baja fiscal en la Argentina. “Es fácil casarse fiscalmente en Uruguay, lo difícil es divorciarse fiscalmente de la Argentina”, coincidió Guillermo Pérez, del estudio GNP.
Según Pérez, la conveniencia o no de la radicación fiscal depende crucialmente de la persona que está aún en actividad o retirado y de su posición económica, tanto en términos de patrimonio como de flujo de ingresos.
Caso por caso
A una persona retirada con patrimonio y flujo de fondos altos, claramente le conviene irse a Uruguay, porque si bien seguirá pagando “rentas pasivas” en la Argentina, en Uruguay tendrá un “tax holiday” de 10 años donde no pagará impuestos sobre su patrimonio y tendrá una retención de 12% sobre las rentas que reciba del exterior.
En cambio, para un retirado que no tenga ni un patrimonio importante ni rentas altas, la conveniencia es dudosa: lo que eventualmente ahorre en impuestos sobre el patrimonio difícilmente le alcance a compensar el mucho más alto costo de vida que deberá afrontar en Uruguay.
A una persona en actividad, con un patrimonio bajo pero alto flujo de ingresos tampoco le convendría irse fiscalmente a Uruguay, porque la diferencia impositiva sobre el stock no será importante, el peso del fisco uruguayo sobre los ingresos es similar a la Argentina y el mercado en el que debería desarrollar su actividad es mucho más chico.
Por último, observó Pérez, alguien en actividad y patrimonio e ingresos altos debe evaluar bien si el cambio de residencia impacta más sobre su stock o su flujo de ingresos. Por caso, cuanto más alto fueran sus ingresos de fuentes extranjeras, más le convendría la radicación en Uruguay, ya que esas rentas no están gravadas en el país vecino, pero sí en la Argentina, que tiene en cuenta el criterio de residencia y grava al 35% los ingresos por intereses o dividendos del exterior y con 15% la utilidad de inversiones financieras. De vuelta, aquí también deberá tener en cuenta, en especial si es joven, el tamaño de cada mercado. Además, por supuesto, del incordio que implica mudarse al exterior, aunque sea cerca, y de tener en cuenta el muy más alto costo de vida y de los servicios en Uruguay. Es la evaluación que deben haber respondido, a favor del éxodo, Galperin, Tomasevich y Grobocopatel.
Susana Rizzo coincidió en que radicarse en Uruguay conviene sólo a personas de alto poder adquisitivo o que, por otros motivos, como cuestiones de seguridad, piensan cambiar su proyecto de vida. No sólo los ricos piensan en irse del país, señaló. Muchos lo hacen por falta de perspectivas y de trabajo.
De hecho, un reciente estudio de Marcos Cohen Arazi y Fernando Kühn, investigadores del Ieral, de la Fundación Mediterránea, detectó que durante este año las búsquedas de los argentinos en Google sobre “emigrar” se cuadruplicaron respecto del promedio 2011-2018, llegando a “niveles históricos” luego de los primeros meses de cuarentena, en lo más agudo de la crisis económica.
Radicarse en serio
“Tienen que ser un cambio verdadero del centro de actividad y de los intereses vitales, porque el cambio tiene altos gastos transaccionales”, comentó Rizzo a Infobae. Lo primero que debe asegurar un interesado, subrayó, es no quedar con doble residencia fiscal.
El primer paso es conseguir la residencia legal en Uruguay, luego obtener la baja fiscal en la Argentina y recién ahí el alta fiscal en Uruguay. La resolución general 2.322 de la AFIP precisa los requisitos y el trámite de baja en la Argentina se hace por página web, con clave fiscal. “Se consigna el cambio de domicilio en el sistema registral; hay que escanear y presentación la documentación que prueba la residencia legal o que uno estuvo más de doce meses de residencia continua en el exterior”, explicó Rizzo.
Si la persona seguirá recibiendo rentas de la Argentina (dividendos, alquileres, inversiones financieras, etc) la AFIP designará agente de retención y para el impuesto a los Bienes Personales (si es que deja algunos en la Argentina) se debe designar un representante, que también deberá entrar con clave fiscal y aceptar la designación.
Quienes hacen esto, enfatizó Rizzo, deben hacerlo de verdad. “Mi consejo a la gente es que, aunque vuelvan ocasionalmente a la Argentina, realmente vayan a vivir a Uruguay. Hacer como que se van y no irse no lo aconsejamos: la AFIP tiene todo el derecho legal de revisar la situación, tiene la ley a su favor (artículo 122 de la ley 24.730, de Impuesto a las Ganancias) y los instrumentos para hacerlo. El control no es difícil. Por Migraciones, tiene todas las entradas y salidas; es el dato más importante: si la persona pasa más de 182 días al año en la Argentina. Luego: gastos con tarjeta, si siguió usando su vivienda y consumiendo servicios, si sigue pagando clubes, colegios. Toda esa información la AFIP la tiene por distintos regímenes de información, además de los movimientos bancarios”, dijo Rizzo, especialista en precios de transferencia con maestría en la “Kennedy School of Government” de la Universidad de Harvard.
El trámite de residencia en Uruguay, dijo Juan Antonio Rodríguez, de Romay Consultores, se puede iniciar en ese país u online en consulados uruguayos en la Argentina, pero en estos últimos –dijo- actualmente no hay turnos disponibles. La única opción hoy en día es iniciar el trámite en Uruguay, pero allí la dificultad es tener un motivo válido de ingreso. Las causales válidas son las antes listadas; juicios, inversión, cuestiones familiares, salud. Y tienen que ser trámites “impostergables”.
La cuestión de fondo es probar que el “centro vital” de actividad y afectos se trasladó efectivamente al exterior. Quien queda enganchado con doble residencia deberá pagar en las dos jurisdicciones mientras los estados uruguayo y argentino dirimen quién se queda con el bígamo fiscal, que mientras tanto vivirá en “el peor de los mundos”.